Página 116 - Memorias 13 abr 2017

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I N S T I T U T O N A C I O N A L D E E S T A D Í S T I C A Y C E N S O S
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Llenando las encuestas con la
ayuda de una linterna
Yo fui voluntario del INEC para ir a hacer encuestas.
Me impresionó obviamente la tristeza de la gente
que se quedó sin casa. ¡Que le digo se quedaron sin
tener nada! Ser encuestador en estas condiciones
es difícil, porque una cosa es imprimir las boletas y
otra cosa es hacer las encuestas. Había personas
que lloraban porque se habían quedado sin nada.
Los niños lloraban. Me daba tristeza su situación,
yo les compraba pan, colas…Casi me hacen llorar
a mí también.
En el campo no había muchos sitios para comer, yo
comía lo que nos mandaron en el kit de alimentos.
Donde había lugares para almorzar, se almorzaba.
En una ocasión, a una señora de un albergue
le ayudé a preparar un arrocito, freímos unos
maduritos. Ella nos invitó a comer con las chicas
que estaban ahí y después nos dio la información.
La señora dijo primero voy a hacer la merienda y
como había poca luz mi punto era hacer rápido la
encuesta, por eso le ayudé. En la noche casi no se
veía ahí, no se leía bien el formulario. Igual tuve que
pedir prestada una linterna para leer el formulario
ya que en la noche no se leía.
Al principio tuve un poco de nervios pero después
ya le cogí el ritmo al formulario. De tanto repetir
el formulario, ya me aprendí. Además, yo tengo
la costumbre de hacer la letra imprenta y hacía
tranquilo. No tenía apuro, en cambio había chicas
que no se les entendía la letra. Yo si me he llevado
ese lema “despacito camino lejos”.
Miguel Estévez,
Gestión de archivo