Página 153 - Memorias 13 abr 2017

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M E M O R I A S , R E C O N S T R U Y E N D O L A S C I F R A S L U E G O D E L S I S M O
La fuerza y la ternura de las
mujeres del INEC
Participar en el levantamiento de información
de damnificados por el terremoto en la provincia
de Manabí me dejó grandes lecciones de vida.
Ir como voluntaria fue enriquecedor, porque viví
una experiencia diferente a la que se tiene cuando
cuentas con todas las facilidades. Muchas cosas se
pueden contar.
El primer día, después de un arduo día de trabajo,
llegamos a una escuela que se había convertido
en albergue. Por ser muy noche ya no pudimos
bañarnos, unos paños húmedos bastaron para
asearnos e ir a dormir.
Otro día, encuestábamos en una iglesia que era
también albergue, aunque ya eran las 19:00 aún no
sabíamos dónde dormiríamos. Con mi amiga Carlita
decidimos dormir a la intemperie, en unos colchones
que nos prestaron los doctores de un subcentro del
IESS; gracias a la solidaridad del chofer del vehículo
que nos asignaron, pudimos dormir en una cómoda
carpa.
En nuestro viaje pudimos palpar la solidaridad de las
personas que, a pesar de tener poco, algunas veces
nos brindaron un almuerzo o un vaso de jugo.
Se pueden contar muchas anécdotas más y tal
vez algunos de los otros voluntarios lo hagan. Pero
quiero centrar mi texto en la fortaleza que encontré
en las mujeres que fuimos, en su compromiso de
hacer un buen trabajo, no mediocre.
Me sentí orgullosa de la capacidad de resiliencia de
mis compañeras, de adaptarse a las circunstancias
sin mayor queja, a veces veía su cansancio pero
trataban de llevarlo de la mejor manera. Vi en ellas
mujeres fuertes, pero a la vez tiernas y sensibles,
grandes ser humanos.
De seguro esta experiencia nos ayudó a ver la vida
desde otra perspectiva, y a reconocer, lo que en
verdad, tiene valor. Mi cariño a todas ellas
Gabriela Castro
Jefe de Articulación del Sistema Estadístico Nacional