Análisis de la desigualdad en la distribución de la riqueza inmobiliaria en el Distrito Metropolitano de Quito
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Analiti a, Revista de análisis estadístico, Vol. 13 (1), 2017
proceso que se da progresivamente; este progreso de la acumulaci´on presupone y depende de
la existencia de un excedente de trabajo que sostenga la expansi´on de la producci´on, de las
cantidades de medios de producci´on necesarios y de una demanda efectiva que absorba la
creciente fabricaci´on de mercanc´ıas.
En la producci´on se combinan el trabajo con los bienes de capital, como equipo y pro-
ductos en proceso de elaboraci´on, as´ı como el territorio. La oferta de la tierra, dados los
cambios del ingreso que pueden lograrse al poseerla, es mucho menos variable que la oferta
de la mayor´ıa de los bienes de capital.
La tierra, con o sin construcciones, puede ser utilizada seg´un las preferencias de su propie-
tario; por ejemplo, una casa podr´ıa ser un bien de consumo, un instrumento de producci´on o
una reserva de valor. Dentro de las categor´ıas de inversi´on definidas por Robinson (1960) est´a
la de “habitaciones” (Robinson, 1960, p´ag. 59). Esa categor´ıa hace referencia a que un indi-
viduo que compra una casa para su familia est´a actuando, por una parte como un comprador
de bienes de consumo, por otra como un rentista que hace una colocaci´on y, adem´as, como
un empresario que invierte fondos en un bien de capital. La tenencia de activos inmobiliarios
es objeto de acumulaci´on, o en otras palabras, representa poder de consumo o riqueza.
Moser (2007, 2009) a partir de varias fuentes propone una definici´on para los activos de
capital m´as conocidos, donde el capital f´ısico es “la reserva de equipamiento, infraestructura
y otro tipo de recursos productivos que poseen los individuos, las empresas o el pa´ıs mismo”
(Moser, 2011, p´ag. 23). Dentro del capital f´ısico, la vivienda se configura como el elemento
fundamental. Se trata de la riqueza residencial y es el activo m´as importante de los hogares
de ingresos medios y bajos, adem´as, incrementos de la riqueza residencial induce cambios en
la confianza y comportamiento del consumidor, especialmente en las cohortes de los propie-
tarios m´as j´ovenes (Henley, 1998). Adicionalmente a la tenencia de la vivienda, el aumento
de su precio tambi´en representa ganancias de capital para su due˜no. Las diferencias de pre-
cios promedio y tasas de inflaci´on de las casas entre diferentes ´areas geogr´aficas hace m´as
restringido el acceso a ciertos espacios, donde tambi´en se experimentan mayores ganancias de
capital; sin embargo, estas ganancias no est´an garantizadas puesto que son geogr´aficamente
y temporalmente variables.
El modo de integraci´on econ´omica predominante en la sociedad es el de intercambio de
mercado, dicho modo, “es el que m´as frecuentemente conduce a concentraciones permanentes
de plusvalor que, luego son puestas en circulaci´on una vez m´as para obtener m´as plusvalor”
(Harvey, 2007b, p´ag. 237)
1
. El modo de integraci´on econ´omica se relaciona con el urbanismo
en el sentido de que produce y agrupa un “producto social excedente” (Harvey, 2007b,
p´ag. 227) cuya concentraci´on geogr´afica forma a las ciudades. El urbanismo surge, entonces,
de un modo de integraci´on econ´omica basado en el intercambio de mercado que implica
“estratificaci´on social y diferencias en el acceso a los medios de producci´on” (Harvey, 2007b,
p´ag. 250).
1
Los otros dos modos de integraci´on econ´omica descritos por Karl Polanyi son la reciprocidad y la
redistribuci´on (Polanyi, 1976).
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