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Priscila Hermida; Sofía Barragán; Juan Andrés Rodríguez
Analiti a, Revista de análisis estadístico, Vol. 14 (2), 2017
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determinante para el desarrollo de capacidades de aprendizaje en los ni˜nos. Esto es lo que
Cunha y Heckman (2007) denominan como “complementariedad din´amica”, o la posibilidad
de que el conocimiento adquirido en la primera infancia incentive el aprendizaje en periodos
posteriores. Por ello, un retraso en el desarrollo de capacidades en per´ıodos sensibles puede
afectar el bienestar de un individuo, con consecuencias negativas a lo largo de su vida sobre
las habilidades cognitivas, no cognitivas y el estado nutricional (Schady
et al.
, 2014), (Ber-
linski y Schady, 2015). Posteriormente estas desventajas son reflejadas en el desempe˜no del
individuo en el mercado laboral e inciden sobre el nivel de ingreso a lo largo de todo el ciclo
de vida.
Los ni˜nos que crecen en familias en situaci´on de pobreza, est´an en riesgo de no desarro-
llar por completo sus destrezas y por lo tanto tienden a presentar demora en su desarrollo
cognitivo al momento del ingreso a la escuela (Duncan
et al.
, 1994). Las diferencias en el
desarrollo debidas a diferencias en el nivel socioecon´omico se hacen presentes desde edades
muy tempranas y tienden a persistir e incluso incrementarse con el tiempo (Ludwig y Saw-
hill, 2007), (Karoly
et al.
, 2005), (Burger, 2010), (Schady, 2012). Frente a este problema, la
formaci´on de capital humano en la primera infancia ha mostrado la capacidad de reducir
las brechas de desarrollo entre ni˜nos de contextos socioecon´omicos distintos, y compensar
situaciones desfavorables para el proceso de aprendizaje, bienestar y salud infantil (Barnett,
1995), (Araujo y Salazar, 2010), (Burger, 2010), (Van Urk
et al.
, 2014). La educaci´on inicial
es entonces un espacio de protecci´on contra la influencia de factores de riesgo - deficiencias
nutricionales, situaciones de violencia, inadecuada estimulaci´on, carencia de afecto - que pue-
den comprometer el desarrollo infantil (Karoly
et al.
, 2005) (Van Urk
et al.
, 2014) (Ministerio
Coordinador de Desarrollo Social
et al.
, 2011).
La educaci´on inicial implica tambi´en externalidades para el resto de la sociedad que
pueden resumirse en la mayor participaci´on de los padres en el ´ambito laboral, incremento
de la matr´ıcula escolar a lo largo del sistema educativo, mayor productividad de la fuerza
laboral, incremento en la recaudaci´on de impuestos y crecimiento econ´omico, reducci´on de
la criminalidad, reducci´on de la tasa de embarazo en adolescentes, disminuci´on de brechas
educativas, reducci´on de ´ındices de pobreza y reducci´on en conductas de riesgo (Alfonso
et
al.
, 2012) (Carneiro y Heckman, 2003) (Araujo y Salazar, 2010) (Salazar, 2011) (Barnett y
Masse, 2007) (Anderson
et al.
, 2003).
La cobertura de servicios de desarrollo infantil en Am´erica Latina y El Caribe se ha
incrementado significativamente en los ´ultimos a˜nos, caracterizada por la heterogeneidad
en el acceso y en la calidad de los servicios. Matr´ıculas por encima del 80 % se registran
en Argentina, M´exico, o Uruguay mientras que Paraguay, El Salvador, y Honduras tienen
menos de la mitad de ni˜nos matriculados; as´ı mismo diferencias en el acceso entre grupos
de ingreso se hacen presentes en Nicaragua y Brasil, en donde la brecha entre el quintil uno
y el cinco es de 27 puntos porcentuales (Schady, 2012). La oferta de servicios predominante
en la regi´on y en el ´area urbana corresponde a guarder´ıas, mientras que en el ´area rural
durante los primeros 2 a˜nos (Grantham-McGregor
et al.
, 2007), (Berlinski y Schady, 2015).