David Puebla
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Brechas salariales por género con un enfoque de ocupación y tamaño de empresa: descomposición por cuantiles
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Analiti a, Revista de análisis estadístico, Vol. 16 (2), 2018
Analiti a, Revista de análisis estadístico, Vol. 16 (2), 2018
Resumen
En el presente trabajo se analizó la brecha salarial por género en el sector formal privado
ecuatoriano, empleando información de registros administrativos del Laboratorio de
Dinámica Laboral y Empresarial del INEC. Los resultados muestran que la brecha salarial
promedio condicionada es cuatro veces mayor a la brecha promedio no condicionada (8,2%
y 1,9%, respectivamente), y que la brecha condicionada a lo largo de la distribución
aumenta a medida qu esto se debe a un sesgo de
selección dado por una participación alta
de trabajadores hombres en ocupaciones
blue collar
. Los resultados de la descomposición
de la brecha salarial muestran que, a lo largo de la se compara a hombres y mujeres que
más ganan. Por tamaño de empresa, la brecha promedio no condicionada se sitúa en favor
de las mujeres en las medianas y grandes empresas, sin embargo, distribución, las mujeres
presentan características asociadas a mejores salarios que los hombres -principalmente
educación-, pero que sus retornos son menores.
Finalmente, en las ocupaciones white collar, los hombres poseen características asociadas a
salarios altos como estar casados y tener más edad. Esto sugiere que las mujeres poseen un
impedimento de acceder a este tipo de trabajos cuando alcanzan cierta edad o cuando están
casadas, lo cual se puede asociar a roles del hogar como el cuidado de los niños y tareas
domésticas.
Palabras clave:
brecha salarial por género, descomposición por cuantiles, tamaño de
empresa, tipo de ocupación.
Clasificación JEL:
C10, J16, J24, J31.
1.
Introducción
El aprovechamiento del talento humano es un factor importante para el desempeño
económico de una empresa (Noland, Moran y Kotschwar, 2016; Dawson, Kersley y
Natella, 2016; Torres, et al. 2013) y de un país (European Commission, 2015; Saxena,
2014; Jayne y Dipboye, 2004; Becker, 1971). En un análisis presentado en 2013, el Fondo
Monetario Internacional (2013) hace referencia a varias investigaciones que concluyen de
manera unánime que una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral se
traduce en beneficios macroeconómicos importantes.
También es importante señalar que si bien, aún son limitadas las evidencias respecto de los
efectos económicos relacionados específicamente con la reducción de la brecha salarial de
género, existen estudios que han encontrado un impacto positivo en el PIB, el ingreso per
cápita y el ahorro (Cavalcanti y Tavres, 2007; Floro y Seguino, 2002). En este sentido, es
importante la generación de políticas que promuevan la igualdad de género en términos de
salarios, educación, empleo y participación política con el fin de impulsar el crecimiento de
la economía, principalmente de los países en desarrollo (Ramanayake y Ghosh, 2017).
En este sentido, reconocer las habilidades de cada persona es un criterio que se debe
anteponer por sobre los prejuicios sociales en cuanto a características como el género,
ascendencia étnica, edad, estado civil, localización geográfica, etc. (OIT, 2015; ONU,
2015). Sin embargo, esta tarea no resulta sencilla si se toma en cuenta que una mayor
diversidad requiere también de mayores interacciones sociales y consensos (Alesina y La
Ferrara, 2005).
A pesar de ello, la discriminación es un fenómeno que se debe eliminar en una sociedad de
derechos, razón por la cual, organismos nacionales e internacionales han trabajado en
esfuerzos encaminados a su erradicación, con el fin de dotar de las mismas oportunidades a
todas las personas, independientemente de las características que las distinguen.
En el caso específico de la discriminación por género, si bien se han realizado avances
sustanciales para su erradicación en las últimas décadas, en la actualidad este problema
sigue estando presente en todas las sociedades, sin importar su nivel de desarrollo
(Atkinson, Casarico y Voitchovsky, 2016; Del Río y Alonso-Villar, 2010; European
Comission, 2009). En este sentido, entre los esfuerzos internacionales se puede destacar
uno de los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el cual
se enfoca en “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”,
siendo uno de los pilares el “aseguramiento de la participación plena y efectiva de las
mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la
vida política, económica y pública” (ONU, 2016).